miércoles, 6 de diciembre de 2017

Las 7 maravillas del Sistema Solar


Nº7: Géiseres de Encélado

El satélite de Saturno presenta unos géiseres que expulsan agua a gran velocidad pero, que al ser lanzada que congela debido a las extremas temperaturas y que se conoce como "vulcanismo helado". Los copos de nieve y el hielo que se forma sale disparado al espacio por la falta de atmósfera y todo termina siendo parte de los anillos.
Además, bajo su superficie se puede encontrar una gran reserva de agua líquida en la que puede existir vida de bacterias primitivas.

Nº6: Los anillos de Saturno

Están compuestos por siete anillos principales, fundamentalmente formados por hielo y polvo y, a la vez por miles de anillos pequeños. Si origen puede ser a causa de una luna que estuvo muy cercana, por un cometa destruido por su campo gravitatorio o por una luna que no llegó a formarse.
Estos anillos tienen regiones con montañas de kilómetros de altas.

Nº5: La gran Mancha Roja de Júpiter

Se descubrió que esa gran mancha roja, en realidad, era una tormenta que es tres veces mayor al tamaño de la Tierra, que gira con gran furia y en sentido contrario a las agujas del reloj. Sus vientos son más fuertes que algunos tornados y llevan miles de años.
Es un fenómeno anticiclónico por su sentido de giro descendente y su sistema de altas presiones.

Nº4: El cinturón de Asteroides

La órbita de este cinturón mide millones de kilómetros y está compuesto por miles de millones de material rocoso que, si llegara a unirse, alcanzaría un tamaño aproximado al de nuestro satélite. Aunque cada roca se separa de las demás por alrededor de un millón de kilómetros.
Se dice que estas rocas están formadas por un compuesto potencialmente peligroso que puede amenazar a nuestro planeta.

Nº3: El Monte Olimpo

Es el volcán más grande del Sistema Solar, tiene una pendiente gradual y suave. Su base mide cientos de kilómetros de ancho. Su tamaño multiplica por 100 nuestro volcán más grande, Mauna Loa. 
No hay placas tectónicas que permitieron la acumulación de la montaña, se formó por las miles de erupciones que depositaron material magmático capa por capa.

Nº2: La superficie del Sol

También conocida como fotosfera, fue muy útil para la creación de vida en la Tierra. Tiene un campo magnético muy fuerte y, a su vez, emite peligrosos rayos X que absorve nuestra atmósfera. Su principal combustible es el hidrógeno que va quemando su núcleo.
El fenómeno de las auroras boreales son el resultado del choque de las eyecciones del Sol contra la Tierra.

Nº1: La Tierra

Por último, llegamos al final de esta numeración de las maravillas del Sistema Solar y, ¿qué mejor forma que hacerlo con nuestro planeta: el escenario perfecto?
La Tierra contiene las instrucciones y las condiciones adecuadas para la existencia de vida en ella (cosa que no se ha podido demostrar en otros planetas). Está compuesto mayormente por agua en su superficie y goza de una temperatura perfecta, ni muy fría ni muy caliente.

La Astrobiología

¿Estamos solos en el Universo?

Preguntas como esta son las que la astrobiología trata de responder mediante la combinación de ciencias como la astrología, la biología y la geología.

Dicha ciencia se apoya en la posible existencia de vida de organismos extremófilos, es decir, organismos que viven adaptados a condiciones muy extremas; aparte de que también defiende una teoría que dice que la vida podría no haberse formado en la Tierra sino que se hubiera creado a partir de un cuerpo celeste muy sencillo que llegara a nuestro planeta.

La Teoría del Todo según Stephen Hawking

¿Cómo comenzó el Universo?

En el vídeo que encontramos en el blog sobre la famosa teoría del "todo" podemos entender el largo camino que han recorrido los científicos y, que encontrando una simple fórmula podemos ser capaces de entender cómo se creó todo. Esta es una incógnita que muchos astrofísicos intentan descifrar.
Durante muchos años, científicos de todo el planeta se reúnen para compartir tus hipótesis y poder acercarse a ese gran interrogante.
John Schwarz fue uno de los físicos que más cerca estuvo de descubrir una solución a la teoría definitiva con su teoría de supercuerdas que, describía un mundo impensable anteriormente de partículas elementales revoloteando como cuerdas temblorosas. Aunque Albert Einstein fue el brillante físico que abrió dicho camino mediante la teoría de la relatividad general, logrando demostrar con precisión los grandes movimientos del universo más distante.
Hawking demostró que el centro de los agujeros negros y el Big Bang eran, matemáticamente, los mismo. Por lo tanto, si se pudiera calcular el centro de una agujero negro, se podría explicar el momento en el que nació el universo y analizar pero, el problema es que cuanto menor es el tamaño de una estrella, mayor es la curvatura del espacio-tiempo y la profundidad es infinita (imposible de calcular).
Otra idea fue combinar la teoría de la relatividad general con otra fórmula, dando como resultado la teoría de las partículas elementales. Sorprendentemente, su calculo, con Bronstein, también dio infinito. Y, más adelante, Schwarz y Green decidieron seguir adelante mostrando que la fórmula de supercuerdas merecía ser la fórmula definitiva y como resultado el nº496 consiguiendo combinar teorías con fórmulas sin ninguna contradicción, pero...¿tenía lo que hacía falta para ser la teoría infinita?
Hawking respondió esta pregunta mencionando un problema que se encontraba en la profundidad de los agujeros negros: había una relación con el calor que se generaba dentro de los agujeros negros y la cuestión era que de dónde venía ese calor si en su interior las partículas elementales están tan compactas. Esto da lugar a otro obstáculo.
En ese momento, Joseph Polchinski logró continuar con el desarrollo de esta teoría comparando las partículas con los hilos de una camisa, afirmando que podrían no ser cuerdas sueltas sino un conjunto de ellas que crean una especie de membrana que supera la paradoja de Hawking. Dicho esto, físicos de todo el mundo trabajaron para poder calcular el calor en los agujeros negros siendo así un éxito, de tal forma que las membranas se mueven y generan calor.
Finalmente, esto fue un paso más para alcanzar la respuesta definitiva aunque siguen habiendo muchas otras.

Hipótesis Némesis

La estrella hermana de nuestro Sol

Se dice que la hermana gemela malvada de nuestro Sol pudo haber existido y que sería la responsable de muchas extinciones masivas. Se trata de una enana marrón de poco más grande que Júpiter que recibe el nombre de la diosa griega de la venganza, Némesis, atribuido por un grupo de astrofísicos en 1984 que apoyaron su existencia.

Esta hipótesis afirma que el Sol forma parte de un sistema binario y que ambos se separaron al poco tiempo de formarse siendo esta lanzada fuera del Sistema Solar, aunque su órbita continuaba unida a la del Sol pero al ser tan lejana, oscura y pequeña no hemos sido capaces de encontrarla.
Esta teoría fue lanzada para encontrar una explicación a la periodicidad de algunas extinciones masivas en nuestro planeta. Incluso se sugiere que cada 27 millones de años seremos atacados por meteoritos y cometas de gran tamaño.

Némesis no existe, pero existió:
Hay da tos que no encajan con esta hipótesis, como el tema de la periodicidad. Si el Sistema Solar realmente fuera un sistema binario, la trayectoria de esta segunda no debería tener una periodicidad exacta por la influencia de las demás estrellas de la galaxia con la que nos hemos cruzado.

En resumen, Némesis no es una estrella que visite a la Tierra periódicamente, pero es muy posible que haya existido, solo que la perdimos
hace millones de años.

Volcanes espaciales

Volcanes fuera del planeta Tierra

Durante mucho tiempo, los científicos no fueron capaces de notar ningún tipo de actividad en Io, la luna de Júpiter, ya que muchas lunas suelen a estar muertas geológicamente
 (es decir, ni terremotos, ni montañas en formación...). Pero se descubrió que lo que dichos 
científicos pensaban no era cierto.
La nave Voyager 1, de la que también se habla en otra entrada anterior, fue capaz de
fotografiar a Io desde un primer plano en 1979. Esas imágenes nos
mostraban unas columnas de humo que tenían lugar en su superficie, y que llegaban hasta
el espacio.¡¡Volcanes y además en erupción!!
No solo podemos encontrar volcanes en Io y en nuestro planeta, también podemos encontrar en Encelado, Tritón, Venus, Marte...

El Espacio Interestelar

¿Dónde se
 encuentra el Espacio Interestelar?

En primer lugar, todo el mundo tiende a pensar que es el espacio que hay entre las estrellas, pero no es así. Para poder diferenciar espacio y espacio interestelar diremos que hay un límite entre el espacio cerca de una estrella y el espacio entre las estrellas.
Ese límite es definido por los científicos como "heliopausa", que es el lugar donde el campo magnético del Sol y el flujo constante de materiales dejan de afectar a su alrededor. La heliopausa marca el final de la heliosfera. Esas corrientes que el Sol emite son conocidas como viento solar, que opone resistencia a las partículas del espacio interestelar.
Para saber cuándo hemos cruzado ese límite y estamos situados dentro del espacio interestelar, notaremos que las partículas solares están mucho más frías e impactas y el campo magnético no tendrá origen en nuestro Sol.

martes, 5 de diciembre de 2017

El Planeta Solitario

Planeta Solitario

Durante mucho tiempo, los científicos han intentado identificar una estrella difícil de encontrar por la poca luz que emite y su atenuación. Inesperadamente, lo que encontraron fue un planeta, solo, sin estrellas que le emitieran calor o compañía.
La idea que tendemos a tener de un planeta es una esfera rocosa, de hielo o de gas rotando alrededor de una estrella que les emita calor. Lo cual es bastante lógico ya que se forman a partir de los residuos que sueltan al nacer una estrella. Pero excepto la compañía de una estrella, este planeta cumple los demás requisitos.
La incógnita es, ¿qué hace ese planeta en medio de la nada? Las dos teorías que se han propuesto son: 1) Que al formarse la estrella, las fuerzas gravitacionales lo hayan impulsado lejos de esta;
2) Que se haya formado de formado totalmente distinta a lo que ya conocemos.

La existencia de este joven planeta ha demostrado que pueden existir planetas sin soles, además de poder ayudar a los científicos a conocer cómo eran los planetas similares a Júpiter cuando se formaron.